18 noviembre 2024

La escritura y la importancia de la hermeneútica en Gadamer

 ...."no es casual que en el fenómeno de la literatura se encuentre el punto en el que el arte y la ciencia se invaden el uno al otro. El modo de ser de la literatura tiene algo peculiar e incomparable, y plantea una tarea muy específica a su transformación en comprensión. No hay nada que sea al mismo tiempo tan extraño y tan estimulado de la comprensión como la escritura. Ni siquiera el encuentro con hombres de lengua extraña puede compararse con esta extrañeza y extrañamiento, pues el lenguaje de los gestos y del tono contiene ya siempre un momento de comprensión inmediata. La escritura y la literatura en cuanto que participa de ella, es la comprensibilidad del espíritu más volcada hacia lo extraño. No hay nada que sea una huella tan pura del espíritu como la escritura, y nada está tan absolutamente referido al espíritu comprendedor como ella. En su desciframiento e interpretación ocurre un milagro: la transformación de algo extraño y muerto, en un ser absolutamente familiar y coetáneo. Ningún otro género de tradición que nos llegue del pasado se parece a este. Las reliquias de una vida pasada, los restos de los edificios, instrumentos, el contenido de los enterramientos, han sufrido la erosión de los vendavales del tiempo que han pasado por ellos; en cambio, la tradición escrita, desde el momento en que se descifra y se lee, es tan espíritu puro que nos habla como si fuera actual. Por eso la capacidad de lectura, que es la de entenderse con lo escrito, es como un arte secreto, como un hechizo que nos ata y nos suelta. En él parecen cancelados el espacio y el tiempo. El que sabe leer lo transmitido por escrito atestigua y realiza la pura actualidad del pasado. 

Por eso, y a despecho de todas las fronteras que trace la estética, en nuestro contexto es el concepto más amplio de literatura el que se hace vigente. Así como hemos podido mostrar que el ser de la obra de arte es un juego que sólo se cumple en su recepción por el espectador, de los textos en general hay que decir que sólo en su comprensión se produce la reconversión de la huella de sentido muerta en un sentido vivo. Es por lo tanto necesario preguntarse si lo que hemos mostrado en relación con la experiencia del arte puede afirmarse también para la comprensión de textos en general, incluso de los que no son obra de arte. Ya habíamos visto que la obra de arte sólo alcanza su cumplimiento cuando encuentra su representación (1), y esto nos había obligado a concluir que toda obra de arte literario sólo se realiza en su lectura.  Pues bien, ¿vale esto también para la comprensión de cualquier texto? ¿El sentido de cualquier texto se realiza solo en su recepción por el que lo comprende? ¿Pertenece la comprensión al acontecer del sentido de un texto -por decirlo de otro modo - igual que pertenece a la música el que se la vuelva audible? ¿Puede seguir hablándose de comprensión cuando uno se conduce respecto al sentido de un texto con la misma libertad que el artista reproductivo respecto a su modelo?"


Hans-Georg Gadamer, Verdad y método. Ediciones Sígueme.  Págs. 216 - 217.

(1) El concepto de representación en Gadamer tiene un significado preciso y específico: se refiere al hecho de que la obra de arte  es comprendida como representación de lo bello en el juego

En este aspecto, la representación no se reduce a ser copia de un modelo, sino que posee una entidad que le es propia en tanto que "no es mera repetición sino verdadero poner de relieve...el que reproduce algo está obligado a dejar unas cosas y destacar otras. Al estar mostrando tiene que exagerar, lo quiera o no. Y en este sentido se produce una desproporción óntica insuperable entre lo que es como algo y aquello a lo que quiere asemejarse". De esta manera "el Aquiles de Homero es más que su modelo original".  Pág. 159. 

Por su parte, el juego no se refiere al comportamiento ni al estado de ánimo del que crea o disfruta, sino al modo de ser de la propia obra de arte. El jugar es un movimiento que está en una referencia esencial muy peculiar a la seriedad. En el juego se da una seriedad propia, sagrada. Quedan en suspenso las referencias finales que determinan la existencia activa y preocupada. El jugador sabe bien que el juego no es más que juego, sin embargo, no sabe esto de manera tal que como jugador mantuviera presente esta referencia a la seriedad. De hecho el juego solo cumple el objetivo que le es propio cuando el jugador se abandona del todo al juego. "El jugador sabe muy bien lo que es el juego, y que lo que hace no es más que juego, lo que no sabe es que lo sabe". 

"La obra de arte tiene su verdadero ser en el hecho de que se convierte en una experiencia que modifica al que la experimenta. El sujeto de la experiencia del arte, lo que permanece y queda constante, no es la subjetividad del que experimenta sino la obra de arte misma. Y éste es precisamente el punto en el que se vuelve significativo el modo de ser del juego. Pues este posee una esencia propia , independiente de la consciencia de los que juegan , e incluso sólo lo hay verdaderamente, cuando ningún ser para sí de la subjetividad limita el horizonte temático y cuando no hay sujetos que se comporten lúdicamente. El sujeto del juego no son los jugadores, sino que a través de ellos el juego simplemente accede a su manifestación". Pág. 145.